Planificar el momento, escoger el mejor horario y ajustar la medicación son algunos de los consejos para mantener relaciones sexuales cuando se sufre una enfermedad crónica
Las enfermedades crónicas e incluso los medicamentos que se utilizan para su tratamiento pueden afectar negativamente a la vida sexual de quienes las padecen, ya sea porque generan malestares como dolor, cansancio, alteraciones del sueño o porque afectan directamente su sexualidad provocando la disfunción eréctil, pérdida del placer sexual o anorgasmia.
¿Cómo puede afectar la enfermedad en la vida sexual y cuáles pueden ser las consecuencias de tener sexo con alguna condición? son algunas de las dudas que plantean los pacientes a las consultas de Atención Primaria.
La Dra. Julia Ojuel, miembro de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, opina que “como médicos de familia debemos poner nuestros conocimientos de medicina al servicio de los pacientes, sobre todo en momentos de enfermedad, y explicar, por ejemplo, a una persona con Parkinson como tomar la medicación para que en el momento de la actividad sexual el temblor sea menos intenso, o a una persona con enfermedad pulmonar obstructiva crónica haga antes del sexo media hora de oxígeno y de broncodilatador, o enseñar técnicas de bajo costo para pacientes con cardiopatía, o posturas para pacientes con fractura de cadera o embolia”.
Para la doctora Ojuel el hecho de tener una patología crónica no significa tener que renunciar al sexo, si no adaptarse a la nueva situación. “Hay que preparar el momento, elegir la hora del día en la que se tenga más energía y menos molestias, ajustar la medicación para que sus efectos faciliten la actividad sexual y huir de los mitos y las falsas expectativas, tanto si eres un hombre como una mujer, el sexo no es solo penetración u orgasmo. Los abrazos, las caricias, la aproximación afectivas también pueden formar parte de la vivencia de la sexualidad”, concreta.
Ante una enfermedad crónica es igualmente importante la comunicación con el médico, pues él puede ayudarle a reorientar su vida sexual, saber si alguno de los medicamentos la está afectando, responder adecuadamente a situaciones de depresión que inhiben la libido, etc.