Nueve de cada diez personas fantasean eróticamente de forma habitual, peo los hombres, más que las mujeres, anhelan que se haga realidad

 La película ‘Manon 70’ de año 1967 evoca el fetichismo del siglo XVIII (el de “las amistades peligrosas’). En la imagen, Jean Aurel besa los pies de Catherine Deneuve.

Casi todos conocemos la escena de “American beauty” en la que una joven, Mena Suvari, yace desnuda en una bañera cubierta de pétalos de rosas rojas. Y la conocemos incluso sin haber visto la película. Es la representación más icónica de cómo un Kevin Spacey en plena crisis de los cuarenta fantasea con la amiga de su hija. Quizá no sea políticamente correcto, pero probablemente no sea el único que ha tenido una fantasía sexual de ese tipo. Durante mucho tiempo han sido consideradas un tabú, pero la revolución sexual de las últimas décadas ha logrado que las fantasías sexuales pasen a ser una parte fundamental de una vida sexual sana y completa.

 Las fantasías son ideas o imaginaciones que ponen en juego nuestra creatividad sexual. La mente recibe muchos estímulos diarios que generan múltiples pensamientos, además de los que genera por ella misma, y las fantasías sexuales se encuentran dentro de este torbellino de pensamientos. “Una fantasía es una representación mental que evoca algo que vivimos o algo que creamos en nuestra mente que nos provoca excitación. Y no tiene por qué incluir solo imágenes, sino también elementos sensoriales de tacto, olfato, oído, de temperatura… Nuestra imaginación puede ser muy potente”, señala Arantxa Moliner, psicóloga emocional y educadora sexual.

“Hemos de valorar si la fantasía o el sueño erótico pueden molestar o dañar a nuestra pareja o a la relación. Las fantasías pertenecen a nuestra intimidad, y no todo ha de ser compartido”, Núria Jorba, psicóloga y sexóloga.

Todos los seres humanos alguna vez han tenido una fantasía. Es más, según revelan las estadísticas, 9 de cada 10 personas acostumbran a fantasear de un modo habitual. “La fantasía sexual se empieza a despertar en la pubertad y nos acompaña el resto de nuestra vida. Esta nos permite escapar de la realidad, cumplir ciertos deseos en nuestra mente. Por eso muchas veces parece que las fantasías que tenemos van en contra de nuestros valores y creencias”, apunta Núria Jorba, psicóloga y sexóloga de la clínica que lleva su nombre.

Llegados a este punto nos preguntamos: ¿cuánto de importante es el subconsciente en este mundo imaginario? Jorba lo explica: “Más que con el subconsciente, las fantasías están relacionadas con el desarrollo sexual de cada persona. Y, a su vez, con las experiencias que se van viviendo, la cultura y las informaciones que se van recabando con respecto a la sexualidad a lo largo de la vida”. Para eso, la experta en sexología nos anima a “ir llenando nuestro cajón de fantasías con todo lo que nos estimule, conocernos y buscar nuestras fuentes de inspiración, sabiendo que todo queda en nuestra mente”. Simplemente estamos hablando de imaginación.

Tener un imaginario erótico rico puede ser clave para tener una vida sexual satisfactoria. Partiendo de que el cerebro es el principal órgano sexual, Núria nos explica cómo el mejor afrodisíaco está en nuestra mente: “La mente es el motor más importante de activación sexual. Por tanto, usar el potencial que nos brinda la capacidad de fantasear puede ayudar a enriquecer y disfrutar más de la vida sexual”. Además, tener espacios para fantasear nos ayuda a no relegar la sexualidad para lo último. “Nos solemos acordar del sexo justo por la noche, después de lavar los platos, cuando estamos más cansados… Es lo último en nuestra lista de prioridades. Fantasear nos permite dedicarle espacio a la sexualidad, potenciar la creatividad e ir calentando motores”, señala la educadora sexual Arantxa Moliner.

Yo confieso mi fantasía sexual 

  • Germán (46 años, bombero): “Siempre tengo la misma fantasía: hacer un trío con dos mujeres. La idea de tener a dos mujeres para mí solo me excita bastante, aunque si te soy sincero también me impone un poco de respeto…”.
  • Juan Pablo (50 años, profesor): “¿Qué ocurre cuando tienes fantasías sexuales con la mejor amiga de tu chica? Siempre me he preguntado si sería capaz de hacer realidad esa fantasía. Todo teniendo en cuenta que quiero a mi pareja…”.
  • Toni (30 años, restaurador): “Yo no sé qué me pasa, pero me excitan los ascensores. Supongo que es el riesgo a ser pillado, pero es mi fantasía más recurrente. Aunque mi novia no está mucho por el trabajo, alguna vez la he convencido. Pero, vamos, es difícil. Tiene que ser muy rápido, porque no hay tiempo para más”.
  • Borja (29 años, reportero): “Las medias, sin duda las medias son mi fantasía. ¿Sabes? Las típicas medias negras de licra que llegan por encima de la rodilla. Y si encima llevan un liguero con las cuerdas esas para sujetarlas a las bragas… Puf, me excita muchísimo”.
  • Mario (31 años, monitor deportivo): “Mi fantasía sexual es hacer el amor con una desconocida en un probador. Estar de compras un día en el centro comercial y que haya una cortina un poco abierta, con una mujer cambiándose dentro, echar una mirada, que me vea, que me invite a pasar…”.
  • Aitor (45 años, gestor): “Desde que empezó Juego de tronos tengo una fantasía que no me deja: tener una noche con Khaleesi. Y a ser posible que vaya vestida como en la serie, peluca rubia incluida”.
  • Damián (27 años, comercial): “Sin duda tener sexo con la madre de mi novia. Una noche que me quede a dormir en su casa. A media noche, coincidir en la cocina para ir a beber algo y hacérselo encima de la encimera”.
  • Daniel (25 años, estudiante): “Me excita bastante el sexo virtual. Me imagino a dos chicas grabándose y haciendo cosas entre ellas, sólo para mí”.
  • Iñigo (52 años, empresario): “Es curioso, pero después de una adolescencia entera teniendo sexo en el coche y soñando con tener mi propia casa, ahora que la tengo suelo fantasear con volver a llevarme a mi mujer al picadero donde íbamos de jóvenes. Es incómodo y corres el riesgo de que algún policía o gracioso te fastidie, pero tiene un toque nostálgico y juvenil que me encanta”.
  • Alexis (29 años, policía): “Tener sexo con una mujer vestida únicamente con unas orejitas de conejo de Play Boy y medias o calcetines hasta las rodillas. Sí, me gusta. Nunca lo he probado así que es mi gran fantasía”.
  • Sergio (39 años, transportista): “Mi fantasía es tener sexo en el agua. Y nunca he llegado a Por ejemplo, hacer el amor en el mar, o en una piscina, incluso la bañera. Hay algo en la manera en la que el agua se adapta a los cuerpos que realmente me excita”.
  • Álex (22 años, estudiante): “Me encantaría ser el protagonista real de un vídeo de esos que están en un taller o autolavado, en el que las modelos se tiran por encima cubos de agua y jabón, y les resbala por los pechos, el vientre… Me encantaría…”.
  • Vicente (28 años, enfermero): “La madre de mi mejor amigo me pone bastante, la verdad. Más de una vez me he imaginado bajando a comprar el pan, encontrármela al subir en el ascensor y proponérselo”.
  • Carlos (23 años, estudiante): “Acostarme con una mujer madura, entre 35-45 años, pero que tenga un cuerpo de una de 25. A ser posible con buenos pechos”.
  • Jesús (35 años, empresario): “Una de mis fantasías que he tenido siempre es la de ir a ver a mi mujer al trabajo por sorpresa y hacerlo allí mismo, en su oficina”.
  • Nacho (22 años, camarero): “Lo de jugar a los médicos siempre me ha puesto bastante. Pero me encantaría poder hacerlo realidad del todo, con mi doctora de cabecera, encima de la camilla”.
  • Carlos (28 años, administrativo): “Quizás sea muy típica pero, sin duda, hacérmelo con unas Esa sería mi mayor fantasía sexual”.
  • Juan (18 años, estudiante de comunicación audiovisual): “Acabo de empezar la carrera y tengo una profesora que esta cañón. El otro día tenía que ir a su despacho a la revisión de un examen, y me pase dos horas antes imaginándome que hacíamos el amor en su despacho desenfrenadamente”.
  • Boris (30 años, empleado de banca): “Me da mucho morbo la idea de hacer un trío con dos mujeres, y que sean madre e hija”.
  • Daniel (37 años, mecánico): “Mi fantasía es tener sexo en los baños de un avión en pleno vuelo. Y si es con una de esas aeromozas tan altas vestidas de uniforme, tanto mejor”.
  • Ignacio (31 años, enfermero): “Desde que era adolescente sueño con naufragar en una isla desierta llena de mujeres tipo amazonas, con poca ropa y cuerpos esculturales. Y que además son sexualmente muy activas, y ser el único hombre de la isla, y pasarme el resto de mis días en una interminable orgía con infinidad de mujeres para mí solo. Difícil, lo sé…”.
  • Guillermo (42 años, comercial): “Me excitan mucho las mujeres en los vestuarios. Por supuesto nunca lo he cumplido, pero mi fantasía es espiar a un grupo de mujeres en un vestuario mientras se cambian de ropa sin que ellas lo sepan”.
  • Victor (32 años, camarero): “Mi sueño es hacer un trío con dos mujeres, pero dos mujeres que me dominen, es decir, que sean decididas y me pongan las pilas, que me aten, me traten con rudeza… Ser su ‘instrumento de placer”.
  • Miguel (45 años, ingeniero): “La mía es sencillita, y de hecho ya la he cumplido muchas veces, pero me sigue encantando. Cuando hago un viaje largo con mi mujer, paro en uno de esos merenderos en mitad de la nada y practicamos sexo encima del capo del coche, al aire libre. La sensación es fantástica”.
  • José (33 años, periodista): “Me pondría súper cachondo que mi novia me mandase fotos calientes al celular. A veces me manda una foto cuando está en la piscina y pienso: ‘Uf, si se quitase la parte de arriba del biquini y me mandase una foto de su pecho desnudo…’. O en cualquier otro momento, no tiene por qué ser la piscina. Es algo que me gustaría muchísimo”.
  • Rubén (42 años, profesor): “Su dedo en mi espalda dibujó un corazón, y mi mano le correspondió debajo de su falda; caminito al hostal nos besamos en cada farola…’ Cada vez que escucho la canción de Sabina Y nos dieron las diez, me imagino cómo sería vivirla y que la camarera se quedara a solas conmigo en el bar y se lanzara a mi cuello”.
  • Carlos (35 años, funcionario): “Todas las tardes salgo a correr por el parque y suelo cruzarme con una chica que me encanta. Me encantaría que me metiera entre los arbustos del parque y hacerlo allí”.
  • Jesús (46 años, abogado): “Mi fantasía es estar con una mujer de unos 30 años que nunca haya tenido sexo antes. Me encantaría ser yo quien le descubriera el sexo y que le volviese loca”.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/06/21/icon/1466499109_666372.html