Parejas de novios, casados en unión libre, heterosexuales y homosexuales, todos son susceptibles de ir al diván para recibir terapia de pareja
Pero, ¿cuándo se debe acudir a un especialista para recibir orientación? La psicóloga clínica Frauky Jimenez Mazo asegura que el momento indicado es “cuando las parejas sienten que no pueden resolver por sí solos los problemas”.
Desde su experiencia, en estos espacios de conversación y socialización con un tercero, el especialista puede desatar nudos y sacar varias ‘piedritas’ que las parejas tienen en sus zapatos. Todo, para avanzar hacia una relación armónica.
Lo interesante es que, por más crítica que sea la situación, la terapia puede tomarse de tres maneras. La primera, por la intención de mejorar las cosas. “Hay personas que acuden con angustia de saber que pueden perder su hogar, tanto hombres como mujeres que no desean la separación y muestran altos grados de ansiedad y depresión”, comenta la doctora Mazo.
También están los que nos quieren ni siquiera dar la pelea por la relación. “A veces uno de los dos llega a consulta decidido a no continuar con la relación. En estos casos la terapia toma otro rumbo: si ya no existe el amor, es mejor separarse”.
Pero, capítulo aparte, son los casos en donde hay maltrato físico, emocional y psicológico. Allí “la terapia les ayuda a enfrentar estas situaciones y a tomar decisiones acordes con la problemática presentada”.
No te quedes de brazos cruzados y ve a terapia
Si en su relación de pareja se presentan las siguientes situaciones, es momento de que consideren buscar ayuda. Recuerde: ir a terapia debe ser una decisión de pareja y de nada le servirá obligar al otro a hacerlo.
1.- Mala comunicación
Una de las situaciones que más genera incomodidades, malos entendidos y, por supuesto, malos ratos, son las discusiones “siempre y por tonterías”. Y cuando eso sucede “es indicador de que ya no son cómplices, ni amigos y menos amantes”, dice Jiménez.
2.- Falta de afecto
Se evidencia en la falta de caricias, ausencia de palabras y detalles amorosos. Son parejas que ya no tienen actividades placenteras, no salen y hasta prefieren trabajar un poco más allá de lo acostumbrado.
3.- Interferencia familiar
Si el tercero en la relación es un miembro de la familia política y gracias a su presencia o intromisión la armonía se rompe, es momento de prestar atención. También sucede cuando la pareja debe vivir con los suegros, si la convivencia se vuelve tóxica y nociva. Aplica también cuando se destinan más recursos emocionales, físicos y económicos hacia la familia matriz y no hacia la familia que se construye.
4.- Bajo deseo sexual
Encuentros sexuales escasos, nulos o bajo deseo sexual también son una señal que invita a buscar terapia. Pero también los adictos al sexo. A estos se suman aquellos que deben lidiar con disfunciones sexuales no tratadas a tiempo como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil, el vaginismo, la anorgasmia, entre otros. En resumen, la insatisfacción sexual ocasiona distanciamiento emocional en la relación.
5.- Amantes narcisos
Actitudes como el machismo, el narcisismo o la manipulación, también acaban con todo. En este grupo también entran las parejas posesivas y celosas que con sus emociones al límite pueden agredir física, emocional y psicológicamente, por dependencia emocional y material.
5.- Crisis por infidelidad
“Esto fractura el vínculo y es necesario sanarlo para no quedar atrapados en la pérdida de la confianza”, señala Blandón.
6.- Nada te gusta
“En el momento en el que te das cuenta que gastas demasiado tiempo quejándote de tu pareja, cuando dejas de admirarle o empiezas a pensar que tu pareja solo tiene defectos, hay que darle una nueva oportunidad a la relación”, señala la terapeuta emocional Karen Langebeck.
8.- Indecisiones en el proyecto de vida
Cuando dos personas deciden estar juntas, de manera paralela se debe estructurar un proyecto de vida con planes y aspiraciones conjuntas; de lo contrario, cada uno va por su lado.
9.- Primero los niños, segundo los niños…
Es cierto que los hijos unen a las parejas y a las familias, pero cuando ellos absorben todos los espacios e incluso los momentos de intimidad son reemplazados por discusiones sobre el colegio, la tarea, el uniforme o la piñata, hay que buscar ayuda.
10.- Pensar que la única solución es huir
Si ante la menor dificultad que se experimenta en pareja, la actitud es sacar las maletas y huir, llegó la hora de dar la cara a sus problemas y a su relación, para que funcione con la madurez requerida.